
En
primer plano, Caporales
de todos los Bailes asociados a AMBAR, rezan
el "Padre Nuestro" tomados de las manos en la Eucaristía
del Cerro San Cristóbal
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Los Bailes Religiosos son una de las expresiones más características
del Norte de Chile. Con
una vitalidad extraordinaria, cada año va en aumento el número de
estas hermandades, habiéndose ampliado su difusión en las regiones
de La Serena en la IV Región, Coquimbo, Petorca, Valparaíso de la
V Región, Santiago y
al Sur de Chile, donde ya se cuenta con su presencia en Concepción
y Chillán en la VII Región y en un futuro no muy lejano en
Valdivia en la X Región de Los Lagos.
Frente
a toda esta realidad de expresión religiosa, la Conferencia
Episcopal de Chile, en su área Eclesial, crea la Comisión Nacional
de Pastoral de Multitudes, Santuarios y Religiosidad Popular y emite
el siguiente informe, elaborado por el Padre José Javier García
Arribas, del cual nos permitimos publicar en este medio. |
Un
baile religioso se define como una comunidad de socios promesantes, es
decir, de todos aquellos que por una Promesa sagrada realizada a la
Virgen, se reúnen en un Baile para poder cumplirla.
La Promesa está
inserta en una forma determinada de entender y vivir con Dios.
La
promesa es un medio de afirmar lo que no se duda, lo que no se cuestiona.
Cuando se realiza la Promesa, se expresa la fe y la confianza y en el
poder salvador de Dios. Promesero es entonces, un integrante de un Baile
Religioso que ha hecho su promesa.
Esta promesa se ofrece sin pedir un favor o don, no es una "manda",
que a diferencia de ésta, es una forma de intercambio y de alianza en la
que se da y se recibe. En el Baile Religioso no es así. la Promesa se
cumple de todas formas, ya que se ofrece como tributo y veneración a
Nuestra Madre y en agradecimiento por los dones que ya se han recibido y
no como moneda de cambio.
Por la Promesa a La Virgen los promeseros llegan a Dios. La Promesa es en
sí, una fuerza evangelizadora, e instrumento válido para un encuentro
salvador y liberador con Dios.
ANTECEDENTES
GENERALES
En
carta a las Sociedades de Bailes Religiosos del 14 de Abril de 1978,
los Obispos del norte de Chile definen así a un Baile Religioso:
“Queremos indicar aquí claramente que los Bailes Religiosos
son instituciones católicas que se reúnen a rendir culto a la Santísima
Virgen y para ayudarse mutuamente en su vida cristiana. Una forma particular de su culto a María es el Baile”
El
Baile Religioso está en el alma del pueblo latinoamericano. El indígena vive y expresa sus sentimientos y vivencias más
íntimas por medio de la danza. Los Bailes Religiosos actuales son el resultado de varios
factores y del encuentro de diversas culturas.
En
la cultura autóctona, anterior a la llegada de los españoles, es
decir en la época pre-hispánica, no existía actividad alguna, o
momento importante de la vida que no se celebrara por medio de la
danza. |

Baile
Gitano San María de Nazareth saluda
a la Virgen Del Carmen en
el Altar del Templo Nacional De Maipú |
La
danza ceremonial religiosa representaba la manera de relacionarse con la
divinidad, y al mismo tiempo, alcanzar o conseguir lo representado. Cantos y danzas expresaban los sentimientos más íntimos, así
como la necesidad de relacionarse con la divinidad.
Los
conquistadores y los misioneros traen a los indígenas, nuestros
antepasados, una nueva fe, pero algunas formas de expresión son
semejantes a las de los naturales, entre ellas, la danza. Incluso aún ellas perduran en España, como las danzas
ceremoniales ante el Santísimo, la Virgen María o a los Santos. Si la reacción normal de los conquistadores fue la de acabar con
todo aquello que pareciera idolatría o paganismo, no ocurrió así con la
danza, la que se respetó y se utilizó como elemento evangelizador.
Junto
con la cultura indígena y española, aparece la cultura que traían los
esclavos negros que los españoles trajeron cautivos hasta América. En ellos se encuentra también la danza ceremonial como forma
característica de unión con la divinidad. Danzas llenas de vitalidad y colorido que perduran hasta nuestros días.

Fiesta
en honor a la Virgen de Andacollo. Chile Publicada en 1838
Fuente:
Revista
Scripta Nova. Barcelona España |
Estas
tres culturas, fusionadas por la nueva fe y la evangelización de
los misioneros, dan lugar a los Bailes Religiosos actuales, y son
desde ese momento una forma privilegiada para atraer al indígena y
al esclavo, creándose así las cofradías de la época colonial.
Toda
Fiesta Religiosa, especialmente las del Corpus Christi, Pascua de
los Negros, honor a la
Cruz y a la Virgen María, las danzas están presentes como forma
expresiva de la nueva fe católica.
Así
en el año 1585 surge en Andacollo el primer
prototipo de los Bailes Religiosos Chilenos.
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El
siglo XIX, con el liberalismo y la ilustración se produce un impacto
negativo en la religiosidad popular, y por tanto, en los Bailes
Religiosos. Los Bailes
son excluidos de los Templos. El
descrédito es tal que prácticamente desaparecen de las ciudades, reduciéndose
a los pueblos y fiestas del mundo rural, con un progresivo empobrecimiento
y pérdida del sentido religioso. Sin
embargo, el pueblo mantiene con obcecación la danza religiosa como signo
de identidad.
Sólo
a partir del descubrimiento de la religiosidad popular y del auge del
folklore, que estas manifestaciones religiosas son nuevamente miradas con
simpatía y comienza el proceso de evangelización que irá purificando lo
que con el transcurso del tiempo debilitó y empobreció el sentido
religiosos del baile.
Hoy
contemplamos el auge de esta actividad en todo el norte de Chile y no sólo
en la Festividad de la Tirana, donde se calcula un número cada vez mayor
de files que sobrepasa los ocho mil danzantes.
"La
danza religiosa no es algo propio de un determinado lugar, sino que
caracteriza la religiosidad latinoamericana. No existen fronteras en la danza religiosa, ya que están presentes
en el sur de México, República
Dominicana, Costa Rica, sur de
Brasil, norte de Argentina, Ecuador, Venezuela, Colombia, y con mayor
fuerza en Bolivia, Perú y Chile. Más
allá de "La Palabra", nos une la danza, que se expresan
mediante ella una determinada forma de creer, como latinoamericanos,
como
católicos".
Padre
José Javier García Arribas Comité
Organizador Fiesta de La Tirana 1976
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