Directorio Pastoral Bailes Religiosos |
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Este Directorio de Pastoral de los Bailes Religiosos es fruto de un largo trabajo y elaboración realizado por la Comisión Nacional de Pastoral de Multitudes, Santuarios y Religiosidad Popular en conjunto con los asesores y dirigentes de Bailes Religiosos.
Después de consultar a los Obispos del Norte de Chile, y recibir sus observaciones el Obispo Monseñor Alejandro Goic, Presidente del Área Eclesial y miembro de la COP, le da su aprobación "ad experimentum".
Hoy lo entregamos como un
aporte a la labor pastoral que realizan estos grupos tan significativos en
la vida de nuestro pueblo y de la Iglesia. Damos
gracias al Señor y a la Santísima Virgen María y esperamos que este
documento produzca abundantes frutos en la vida de los Bailes Religiosos.
Director Comisión Nacional de Pastoral de Multitudes, Santuarios y Religiosidad Popular
DIRECTORIO PASTORAL DE LOS BAILES RELIGIOSOS
DEFINICIÓN DE BAILE
"Queremos indicar aquí claramente que los Bailes Religiosos de Chile
son instituciones católicas. Podemos describir los Bailes como
organizaciones de fieles católicos que se reúnen a rendir culto a la
Santísima Virgen o a los Santos y para ayudarse mutuamente en su
vida cristiana. Una forma particular de su culto a María o a sus Patronos es el
Baile. El baile es una forma de alabanza Dios muy antigua. La encontramos en
"Alaben a Dios con danzas..." (Salmo 150) y recordamos al Rey David
danzando "con todas sus fuerzas en presencia de Dios" (2 Sam. 6,14).
Por lo tanto esencialmente religioso y deriva de una expresión cultural propia
de nuestro pueblo, acostumbrado desde los inicios de la evangelización a
manifestar su fe a través de signos y símbolos. La Catequesis en ciertas
regiones se hacía en forma no sólo recitada, sino cantada y sobre todo, bailada.
En Andacollo, por ejemplo, se baila desde 1585 hace más de 400 años.
Entre las diferentes clases de bailes se destacan: a) bailes marianos que son
los más numerosos y conocidos. b) de otras festividades o en Santuarios no
marianos. En algunos lugares tienen ciertas subdivisiones, de acuerdo a sus
características propias.
1.1. El Baile es religioso, es un acto de
culto a la Santísima Virgen o a los Santos y debe por consecuencia,
conservar siempre ese carácter. Por esto, los Bailes danzan únicamente
en una fiesta o acontecimiento religioso y jamás en otra ocasión. Esto
los diferencia absolutamente de los grupos folclóricos andinos que se están
desarrollando desde algunos años y que han incorporado en sus actuaciones
y repertorios los bailes de algunas regiones.
1.2. Es muy importante que cada Baile conozca
su historia. Así los nuevos promeseros y socios comienzan la continuidad
de una valiosa y digna tradición religiosa, cultural y social y se rinde
homenaje a los fundadores del Baile.
2. CARACTERÍSTICAS
2.1 El Baile Religioso manifiesta su
identidad a través de los signos que los caracteriza: el nombre, el
traje, los instrumentos, el estandarte, el tipo de baile que realizan, la
imagen de la sede, etc. Además de obedecer a una relación especial de
los fundadores para determinarlos en una elección, en esa variedad los
Bailes quieren representar el ideal que todos los pueblos veneren y alaben
a María o a los Santos. Estos símbolos y signos deberán usarse sólo en
acontecimientos religiosos. Hay que cuidar que los símbolos estén en
concordancia con el sentido religioso y evangélico de los Bailes. Debido
a circunstancias históricas y a la desatención pastoral, a veces se
asumieron formas contrarias o ajenas al espíritu cristiano. En todo caso
se debe respetar el origen del Baile con sus signos, símbolos, que si
bien en algunos éstos eran contradictorios, ahora han sufrido un proceso
de purificación.
2.2
Espíritu comunitario. Es digno de destacarse el espíritu
comunitario del Baile y la integración de la familia entera en él. -Eso
lleva a buscar la mutua colaboración entre sus miembros-. Esa ayuda mutua
integral entre los miembros de una sociedad de Baile Religioso mira también
a toda la dimensión humana de sus miembros o socios. De hecho, en los
principios de estas organizaciones, los Bailes Religiosos fueron también
Sociedades de Socorros Mutuos, debido a que en aquellos tiempos las leyes
sociales del trabajo y de la previsión estaban en sus inicios o no eran
accesibles a vastos sectores de las clases trabajadoras. Por esto, en la
actualidad, los Bailes tienen cuotas de ayuda social, o que se pagan en el
mismo Baile, o bien a la Asociación, o Central, o Federación, para
favorecer a socios y a sus familiares en emergencias o en caso de muerte.
2.3 Pertenencia a la Iglesia. Los
Bailes son instituciones católicas. Por lo tanto, ellos participan coma
todas las demás organizaciones católicas en la vida de la Iglesia, y así
deben ser considerados por toda la comunidad cristiana que los debe acoger
de corazón. A su vez los mismos Bailes tienen que estar integrados en la
vida normal y diaria de la Iglesia. Todo lo de la Iglesia les debe ser común
y nada parecerles ajeno.
2.4 Carácter laical. Los Bailes
religiosos están constituidos fundamentalmente por laicos, que a través
de su promesa se asocian en una organización con formas y estructuras
generadas por ellos mismos. La Iglesia jerárquica les presta ayuda a través
de los asesores. Por eso pueden considerarse canónicamente como una
asociación privada de fieles (Can. 322 ss). Estas son fruto de la
iniciativa privada de los fieles que las constituyen y redactan libremente
sus Estatutos y las gobiernan.
2. 5 Carácter devocional. Lo
determinante en el Baile Religioso es el culto y la devoción a la Santísima
Virgen María o a la devoción a sus santos patronos. Pero
predominantemente está la veneración a María. La devoción a María es
querida por el Señor, ya que es su Madre y Él la honró como buen hijo.
Ella nos ayuda a llegar hasta Jesús. Nos enseña a conocer, amar y
obedecer a su Hijo Divino. En María encontramos el modelo de vida para
cada integrante de los Bailes Religiosos. Además es la Madre, que nos
acoge y nos cobija, nos educa según la imagen de su Hijo Jesús para ser
apóstoles y testigos de su Reino.
La piedad a María tiene que conducir a una activa participación en la
Liturgia, "cumbre de donde mana toda su fuerza" (Con. Vate 11. Consto
sobre la Liturgia N° 10). El Papa Juan Pablo II recordaba la gran relación,
que existe entre la piedad popular y la liturgia. -"
Como
instituciones católicas, los Bailes deben considerar el culto litúrgico
en todo su valor e incorporarlo
3. INTEGRACIÓN EN LA IGLESIA
3.1 Los Bailes, por ser instituciones católicas
forman parte de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, cabeza visible es
el Papa a nivel universal y los Obispos en cada diócesis. El Obispo es la
suprema autoridad en la diócesis. "Los Obispos son puestos por el
Espíritu Santo, son sucesores de los Apóstoles como pastores de almas, y
juntamente con el Sumo Pontífice bajo su autoridad, han sido enviados
para perpetuar la obra de Cristo, Pastor eterno" (Con. Vaticano 11.
Decreto sobre los Obispos, N° 2). Los bailes deben expresar su afecto,
adhesión y obediencia al Santo Padre. el Papa, quien es el encargado por
Jesucristo nuestro Señor de conducir la Iglesia universal. Esta adhesión
al Papa se manifiesta en orar por él y en el interés por conocer y
seguir sus enseñanzas y normas con que él va guiando a la Iglesia de
Cristo.
En segundo lugar, los Bailes tienen una vinculación más inmediata con su
propio Obispo, a quien deben reconocer como a su Padre y Pastor. A él está
entregada la atención pastoral de los Bailes, promover su vida cristiana,
vigilar su disciplina y ayudarlos en todo lo que corresponde a su finalidad. Es
así, entonces, que los Bailes Religiosos deben favorecer las buenas relaciones
con el propio Obispo, procurando la colaboración y el entendimiento recíproco.
El Obispo dará la aprobación a los Estatutos de los Bailes y designará al
Asesor General de los Bailes para que ayude a promover la vida en ellos y apoye
sus actividades religiosas.
3.2 Esta vinculación a la diócesis, que a su
vez integra una Provincia Eclesiástica, es primordial en la vida de toda
comunidad cristiana se ve enriquecida y dinamizada por la vinculación
devocional a los Santuarios que motivan las acciones de los Bailes como
las Peñas y La Tirana en la I Región; Ayquina y otras fiestas menores
en la II Región; La Candelaria en la III Región, Andacollo en la IV y
V Región y Maipú en la Región Metropolitana, sólo por nombrar
algunos.
3.3 Un Baile no está únicamente en la diócesis;
existe dentro del territorio de una parroquia; es parte de una parroquia.
Por esto los dirigentes de un Baile, al igual que todos sus miembros,
deben mantener una estrecha relación con su propio párroco y parroquia.
Buscarán su inserción como grupo en ella, siguiendo las directivas e
insinuaciones del párroco y aportando sus iniciativas propias. En cada diócesis
estarán incorporados a la Comisión de Santuarios y Religiosidad Popular
diocesana. Igualmente buscarán la integración a nivel de zonas
pastorales o vicarías y provincias eclesiásticas.
4. FORMACIÓN DE LOS INTEGRANTES
4.1 Personal: el Baile debe impulsar a cada
uno de sus miembros a vivir el compromiso bautismal. Eso significa en la
práctica intensificar la vida de fe, alimentándola con la Palabra de
Dios y los sacramentos, como también con una vinculación profunda a la
Santísima Virgen, modelo del cristiano en cuanto a su fe, esperanza y espíritu
de servicio y camino privilegiado hacia Jesús, centro de nuestra vida
cristiana. Fruto de esa vinculación a Cristo han de surgir actitudes
morales, reflejos de una vida nueva. Especialmente importante es para los
Presidentes y Caporales el esfuerzo por profundizar su formación
cristiana y su testimonio de vida. porque de ellos dependerá, en gran
medida, la superación cristiana de todos los Bailes. Frente a los símbolos:
Que la vestimenta, el estandarte, sean fundamento de testimonio de una
vivencia profunda del compromiso cristiano.
4.2 Comunitaria: los Bailes Religiosos tienen
todas las características de una comunidad cristiana o eclesial de base.
Son un centro de culto Mariano, o de algún Santo, de evangelización y de
catequesis, tienen una vinculación fraternal entre todos sus miembros y
forman parte de comunidades más amplias como Asociaciones, Centrales y
Federación. Lo importante es ir vitalizando esos elementos, en
particular, la formación cristiana dentro' del Baile para que todos se
vayan integrando, de verdad; en una vida comunitaria, más allá de una
simple reunión o estar juntos por alguna actividad. Los elementos que hay
que desarrollar en un Baile para ser una auténtica comunidad son: en.
primer lugar, la lectura, meditación y puesta en practica de la Palabra
de Dios.
En
cada reunión del Baile se debe leer un trozo de la Sagrada Escritura,
comentarlo y tomar un compromiso personal o grupal en consecuencia. En
segundo lugar, hay que desarrollar lo que alimente la vida cristiana: la
oración, la devoción a la Santísima Virgen y a los Santos, el amor a
los hermanos y la frecuencia de los sacramentos, sobre todo el sacramento
del perdón y la Eucaristía. Los Obispos del, Norte en su Carta Pastoral
de 1978 recomiendan: "
La dinámica de un Baile es ser comunidad, y por consiguiente, debe evitarse
todo aquello que deteriora la unidad del grupo, como debilitar la fidelidad a
Dios, alejarse de la Iglesia, romper la caridad entre los hermanos, fomentar
divisiones, no colaborar con los demás, etc... Positivamente, debe
incrementarse la ayuda fraterna y social a nivel de diócesis de acuerdo a su
realidad. Las fiestas religiosas deben prepararse previamente a través de
novena, celebraciones penitenciales y catequesis. Como elementos de formación
debemos mencionar las tardes de estudio, las jornadas de formación, los retiros
y los Congresos Anuales. Ellos significan una oportunidad amplia de oración y
estudios para todos. También es importante el apoyo en la formación doctrinal
y pastoral a través de medios audiovisuales. charlas, paneles. etc.
4.3 Mención especial merece el asesor espiritual
ya sea un sacerdote, diácono, religioso, religiosa o laico, que ayude al
Baile en lo específico de su carácter religioso, es decir, promover la
vida cristiana de quienes integran un Baile y apoya las actividades
religiosas de él. El asesor dedicará tiempo suficiente para atender a un
Baile no sólo en sus reuniones, sino en cuanto corresponde a su obligación
pastoral, particularmente con cada uno de los integrantes del Baile. Ideal
será que cada Baile tenga un asesor. La experiencia ha mostrado lo
positivo y alentador que es esto. El asesor es una garantía para que el
Baile cumpla su carácter religioso. Es conveniente que haya una reunión
periódica de asesores por diócesis para intercambiar experiencias
referidas a este campo pastoral y visualizar lo mejor para el futuro de
esta expresión de nuestra religiosidad popular.
5. ACCIÓN EVANGELIZADORA
La hora de la Iglesia actualmente es la Nueva Evangelización. Hoy requiere dar
a conocer el Evangelio y la persona de Jesucristo con mayor entusiasmo y con
nuevos métodos. Esta es la misión de la Iglesia y la urgencia de nuestra tarea
pastoral. Los Bailes Religiosos son un centro privilegiado donde debe darse esa
Nueva Evangelización.
5.1 Al interior de los integrantes y
familiares del Baile. Son ellos los primeros que deben ser evangelizados.
Muchos de ellos no han tenido anteriormente una adecuada formación
cristiana, o muy escasa, y se dan casos de personas, que no han recibido
los sacramentos básicos de la vida cristiana (Bautismo, Eucaristía,
Matrimonio). Además la presencia numerosa de jóvenes hace más urgente
esta evangelización ya que la Iglesia tiene una prioridad pastoral por
ellos. A través de la Catequesis el Baile podrá crecer en su fe y en su
camino de conversión. Así paulatinamente irá encarnando las características;
de una verdadera comunidad cristiana. Se ve como necesario elaborar un
Manual de Catequesis propio de los Bailes y promover una línea común de
evangelización para ellos.
5.2 De evangelizados los Bailes deben
transformarse en evangelizadores ayudando a realizar la tarea apostólica
de la Iglesia. Principalmente se da esta acción por el testimonio de sus
miembros en el ambiente donde les toca actuar y por la colaboración en
las obras apostólicas de la parroquia (catequesis, ayuda fraterna,
animación litúrgica, etc.) y por su misma participación activa en las
grandes fiestas religiosas de la propia parroquia o de otros lugares como
Santuarios, recibimientos o despedidas, etc.
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