De Templo a Basílica Menor      

    

El Santo Padre, Juan Pablo Segundo
corona a la Virgen del Carmen del Templo
Nacional de Maipú, como Reina y Madre de Chile
en su visita al Santuario el 3 de Abril de 1987.


El 27 de enero de 1987, su Santidad el Papa Juan Pablo II, en la Santa Sede, concede a este santuario el título de Basílica Menor, y el 3 de abril de ese año, en su visita al Santuario coronó a la Virgen Santísima del Carmen como Madre y Reina de Chile. 


En 1996, con fondos aportados por el Ministerio de Obras Públicos y la Ilustre Municipalidad de Maipú, se inician trabajos de remodelación que concluyen el 28 de diciembre de 1999.


El comité permanente del Episcopado Nacional en su carta “Chile: Voluntad de ser” (5 de abril de 1968) escrita con ocasión del sesquicentenario de la declaración de independencia nacional expresó el carácter que tendría el Templo Votivo de Maipú: ( El Santuario de Maipú será:) Casa de la Virgen María, Nuestra Señora del Carmen, hogar donde la elegida del Señor se manifiesta como la Madre del Pueblo de Chile. Allí, Ella, con la fuerza de Dios, entregará a los peregrinos el acogimiento de su corazón y lo educará en la fe y el amor al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.


   
(Será) centro de confluencia y vértice de crecimiento. Chile está en proceso de desarrollo. La Iglesia se define como un pueblo en peregrinación y lucha por vivir esta verdad.

En esta situación de dinamismo, Maipú será un punto de referencia, una casa de encuentro. Y será un patio de envío donde se nutra la energía y se fortalezcan las razones para crecer.”

Para tomar conciencia de esto, se trata de descubrir, valorar y hacer fecundas todas las expresiones de religiosidad popular del país: los bailes religiosos, cofradías de promeseros, cuasimodos, cantos a lo divino, etc.
     


Llegan a Maipú peregrinos de todos los puntos del país y se sienten identificados con el santuario y con el mensaje que en él se da. Símbolo de esto es la cruz de Chile monumental que se conserva en una capilla lateral del santuario y que fue construida para la bendición del Templo con cubos tallados en todas las diócesis de Chile.


Otro aspecto “nacional” del santuario es el esfuerzo por valorar y destacar las minorías étnicas, quienes siempre han tenido un lugar propio en el santuario y están representados con sus dones en la galería “Chile a su Madre” que recoge diversas ofrendas realizadas a la Virgen a través de los años. Este aspecto se ha resumido en la frase “Maipú: tierra de encuentro”.

Además, no hay que olvidar que el Templo constituye el memorial del pueblo chileno en agradecimiento a su Madre, cuya intercesión poderosa le valió su independencia.

El Santuario Nacional de Maipú es un lugar privilegiado de encuentro con Dios. Es un signo visible de la misericordia de Dios con nosotros y, como tal, facilita el encuentro profundo y cercano con él.

El Papa Juan Pablo Segundo a los orando
a pies de la Virgen Del Carmen, Patrona y de Chile
durante la Visita Papal de 1987.

 


DISCURSO EN CHILE


JUAN PABLO II
3 DE ABRIL DE 1987


MIENTRAS VENÍA HACIA MAIPÚ

SALUDO A FIELES Y CAMPESINOS DE ZONA CENTRAL 


(SANTUARIO NACIONAL DE MAIPÚ)



Queridos hermanos y hermanas:


Mientras venía hacia Maipú para esta solemne Coronación de la Imagen de la Santísima Virgen del Carmen, daba gracias a Dios Nuestro Padre, de quien proviene todo bien, al contemplar vuestros campos y, en particular, las chacras de Maipú que vosotros cultiváis con dedicación y esfuerzo.


Me causa profunda alegría encontrarme en este lugar con tantos fieles de Santiago y de todo el país, en esta gran explanada del Santuario Nacional de Maipú.  Al veros aquí, en torno a Jesús y a María, me parece contemplar a todos los chilenos y chilenas, que una vez más se ponen bajo el manto protector de la Virgen del Carmen, visiblemente figurado en la arquitectura del Santuario.


Saludo de modo especial a los habitantes de Maipú, y a todos los campesinos de Santiago, que han querido venir a honrar a la Virgen con las mejores expresiones de su tradición huasa.

Queridos campesinos: Vuestro trabajo posee una especial nobleza, porque constituye un servicio básico, imprescindible para toda la comunidad y porque, a través de él, realizáis vuestra vocación humana como colaboradores de Dios, en estrecho contacto con la naturaleza.

Precisamente porque el trabajo es colaboración con Dios, los cristianos no podemos conformarnos con un trabajo hecho a medias. El "Evangelio del trabajo" que nos enseñó Jesús en Nazareth durante su vida de artesano, os ha de alentar en vuestros propios quehaceres; os ha de estimular también a mejorar la propia cultura y a perfeccionar vuestra capacitación profesional.

Además de esto, el cristiano ha de integrar toda su vida profesional en la ofrenda de sí mismo que, a través de Cristo, presenta al Padre, y está llamado también a realizar su quehacer diario buscando la unión con Dios.

"El cristiano que está en actitud de escucha de la palabra de Dios vivo, uniendo el trabajo a la oración -escribía en la Encíclica "Laborem exercens"- sepia qué puesto ocupa su trabajo no sólo en el progreso terreno, sino también en el desarrollo del reino de Dios, al que todos somos llamados con la fuerza del Espíritu Santo y con la palabra del Evangelio" (n. 27).

Sé muy bien que en vuestra vida y en vuestras tareas cotidianas no dejan de existir serias dificultades y acaso momentos de desaliento. El Señor no os abandona y nos invita a unir nuestro dolor a su sufrimiento redentor en la Cruz. También existen momentos de alegría y gozo, en que nuestro corazón debe cantar y alabar a Dios. Tanto las penas como las alegrías, deben constituir un motivo para acercarnos más al Señor e impulsamos a una vida cristiana más profunda.

El nombre de Maipú evoca gestas heroicas de los Padres de la Patria. También el Señor pide ahora, a cada uno, un renovado esfuerzo orientado a adquirir las virtudes cristianas; que ese empeño no desdiga del que, en otro terreno, realizaron aquellos Próceres. Así vuestro trabajo, vivificado por los sacramentos, por la oración, por las virtudes humanas y cristianas, se convertirá en medio y ocasión de imitar a Jesús en su "Evangelio del trabajo".

La gran Cruz de Maipú que nos preside, en la que están representadas todas las diócesis de Chile, quiera ser un símbolo de la unidad de todos los chilenos bajo este signo cristiano por excelencia.  Desde la Cruz del Gólgota, Jesucristo nos entregó a su Madre para que fuera nuestra Madre.   A Ella, la Santísima Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile, le pedimos que nos ayude a mantener siempre esa unidad propia de los buenos hermanos, hijos de un mismo Padre que está en el cielo. Amén.

 


Fuentes:

- Pontificia Universidad  católica De Chile. Facultad Arquitectura

- Conferencia Episcopal de Chile. Especial Santuarios

- Santuario Nacional de Maipú. Comunicaciones

- Maipú a su Servicio. Diario electrónico comunal. Nuestra Historia

   

  

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